sábado

Spencer W. Kimball

'El pecado es infracción de la ley', y según la ley eterna, se ha fijado un castigo para tal infracción. Todo individuo normal es responsable de los pecados que comete, y en igual manera quedaría sujeto al castigo que acompaña la violación de esas leyes. Sin embargo, la muerte de Cristo sobre la cruz nos ofrece la exención del castigo eterno en la mayor parte de los pecados. Tomó sobre sí el castigo por los pecados de todo el mundo, con el entendimiento de que aquellos que se arrepientan y vengan a El serán perdonados de sus pecados y se librarán del castigo.
"En tales circunstancias no causa sorpresa que un Dios amoroso haya recalcado constantemente, por medio de sus profetas, el llamado al arrepentimiento. . .
"El mensaje profético siempre ha llevado el mismo castigo, porque nadie puede rechazar impunemente el llamado del Dios de la ley y la justicia. Por consiguiente el Señor ha dado la alternativa: ¡Arrepentios o pereceréis!"
(Spencer W. Kimball El Milagro del Perdón, págs. 131-32.)

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