Hay leyes tanto morales como físicas “irrevocablemente decretada[s] en el cielo antes de la fundación de este mundo” que no se pueden cambiar. La historia demuestra una y otra vez que las normas morales no se pueden cambiar mediante el combate ni por votación. El legalizar lo que es básicamente incorrecto o malo no prevendrán el dolor ni los castigos que vendrán con tanta seguridad como que la noche le sigue al día.
No obstante la oposición, estamos resueltos a persistir hasta el final. Nos apegaremos a los principios y a las leyes y ordenanzas del Evangelio. Si se malinterpretan, ya sea de manera inocente o intencional, así sea. No podemos cambiar; no cambiaremos la norma moral. Rápidamente nos extraviamos cuando desobedecemos las leyes de Dios. Si no protegemos y cuidamos a la familia, la civilización y nuestras libertades necesariamente han de perecer.
(Conferencia General 3 Oct. 2010)
No obstante la oposición, estamos resueltos a persistir hasta el final. Nos apegaremos a los principios y a las leyes y ordenanzas del Evangelio. Si se malinterpretan, ya sea de manera inocente o intencional, así sea. No podemos cambiar; no cambiaremos la norma moral. Rápidamente nos extraviamos cuando desobedecemos las leyes de Dios. Si no protegemos y cuidamos a la familia, la civilización y nuestras libertades necesariamente han de perecer.
(Conferencia General 3 Oct. 2010)
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