martes

Boyd K. Packer

“Sea lo que fuere que las leyes del hombre lleguen a tolerar, el mal uso del poder de procreación, la destrucción de una vida inocente por medio del aborto y el maltrato a los niños pequeños son transgresiones de enormes proporciones, puesto que, acunado en ellas, yace el destino de niños inocentes y desvalidos”
(Liahona, enero de 1987).
“En ningún otro caso se defiende con tanto vigor el derecho de elección como se hace en el caso del aborto. Si se opta por tener relaciones sexuales, y si se concibe una criatura, los resultados de dicha elección ya no se pueden deshacer. Sin embargo, todavía existen alternativas, y siempre hay una mejor.
“Algunas veces se ha quebrantado el convenio del matrimonio, aunque en la mayoría de los casos ese convenio no se hizo. Ya sea dentro o fuera de los vínculos matrimoniales, el aborto no es una decisión de una sola persona, ya que por lo menos tres vidas son las que se ven afectadas.
“Las Escrituras nos dicen: ‘No… matarás, ni harás ninguna cosa semejante’.
“Con excepción del embarazo como consecuencia del terrible crimen de incesto o violación, o cuando la ciencia médica confirma que la vida de la madre está en peligro, o que debido a una seria anormalidad el feto no sobrevivirá al nacimiento, el aborto está en la categoría de lo que ‘no harás’. Aun en esos casos tan singulares, es necesario orar mucho para tomar la decisión correcta.
“Nos enfrentamos a decisiones tan delicadas porque somos hijos de Dios”
(Liahona, enero de 1991).
“No sé de ningún pecado relacionado con las normas morales por el que no podamos ser perdonados. No hago excepción del aborto”
(Liahona, julio de 1992).

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