lunes

James E. Talmage

"Por cuanto la salvación se obtiene sólo por la mediación y expiación de Jesucristo, y en vista de que se aplica al pecado individual al grado que se obedecen las leyes de justicia, la fe en Jesucristo es indispensable para la salvación. Pero ninguno puede creer en Jesucristo de una manera efectiva, y a la misma vez negar la existencia del Padre o del Espíritu Santo; por tanto, la fe en toda la Trinidad es esencial para la salvación. San Pablo declara que 'sin fe es imposible agradar a Dios; porque es menester que el que a Dios se allega, crea que [lo] hay, y que es galardonador de los que le buscan'. Abundan en las Escrituras las promesas de salvación a los que ejercen la fe en Dios y obedecen los requerimientos que esa fe claramente indica . . .
"A pesar de estar al alcance de todos los que diligentemente se esfuerzan para obtenerla, la fe, no obstante, es un don divino. Como corresponde a tan preciosa perla, sólo se da a aquellos que por su sinceridad demuestran que la merecen, y en quienes hay indicaciones de que se someterán a sus dictados. Aunque la fe es conocida como el primer principio del evangelio de Cristo, aunque de hecho es el fundamento de la vida religiosa, sin embargo, la fe misma es precedida de una sinceridad de disposición y humildad del alma, por medio de las cuales la palabra de Dios puede efectuar una impresión en el corazón. Ninguna compulsión se emplea para llevar a los hombres al conocimiento de Dios; sin embargo, en cuanto abrimos nuestros corazones a las influencias de la justicia, nos será dada del Padre la fe que conduce a la vida eterna."
(James E. Talmage, Artículos de Fe, págs. 116-118.)

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