martes

Bruce R. McConkie

Desde el instante en que nacemos en esta vida terrenal, hasta el momento en que contraemos matrimonio en el templo, todo lo que tenemos dentro del sistema del Evangelio tiene como fin prepararnos y capacitarnos para entrar en ese sagrado orden del matrimonio que nos convierte en marido y mujer en esta vida y en el mundo venidero. “Entonces, desde el momento en que somos sellados por el poder y la autoridad del santo sacerdocio… todo lo que se relaciona con la religión revelada tiene como objeto ayudarnos a guardar los requisitos y las condiciones de nuestro convenio matrimonial, a fin de que éste tenga eficacia, virtud y fuerza en la vida venidera. “Por consiguiente, el matrimonio celestial es la ordenanza suprema del Evangelio... y es por eso que la unidad familiar es la organización más importante en esta vida y en la eternidad. “Por tanto, debemos tener más interés y preocupación por nuestra familia que por cualquier otra cosa en la vida... “No hay nada tan importante en este mundo como la creación y la perfección de las unidades familiares” (“La salvación es un asunto de familia”, Liahona, noviembre de 1970).

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