"[El día de reposo] es un día santo en el que se deben hacer cosas dignas y santas; la abstinencia del trabajo y el recreo son importantes, pero no lo son todo; el día de reposo requiere acciones y pensamientos constructivos, y si uno simplemente holgazanea sin hacer nada de provecho, lo está violando. A fin de observarlo, uno debe arrodillarse en oración, preparar lecciones, estudiar el evangelio, meditar, visitar a los enfermos y necesitados, escribir cartas a los misioneros, dormir una siesta, leer material favorable y asistir ese día a todas las reuniones de la Iglesia donde se le espera."
(Spencer W. Kimball "El día de reposo, un placer", Liahona, Julio de 1978)
(Spencer W. Kimball "El día de reposo, un placer", Liahona, Julio de 1978)
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