sábado

Joseph F. Smith

"Sería cosa sencilla que la gente se abstuviera de comer y beber un día de cada mes, para consagrar a los pobres lo que hubieran gastado para esos alimentos, y si quisieran, un poco más. El Señor ha instituido esta ley; es sencilla y perfecta, está basada en la razón y en la inteligencia, y no sólo proporcionaría una solución al asunto de ayudar a los pobres, sino que redundaría en beneficio de quienes observaran la ley. Llamaría la atención al pecado de la glotonería, sujetaría el cuerpo al espíritu y de esta manera ayudaría a la comunión con el Espíritu Santo y aseguraría una fuerza y poder espirituales que los habitantes de las naciones tanto necesitan. En vista de que el ayuno siempre debe ir acompañado de la oración, esta ley acercaría al pueblo más a Dios y apartaría sus pensamientos, por lo menos una vez al mes, de las prisas y preocupaciones mundanales y causaría que entraran en contacto inmediato con la religión práctica, pura y sin mancha, de visitar a los huérfanos y a las viudas y conservarse libres de las manchas del mundo"
(Joseph F. Smith Doctrina del Evangelio).

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