"La confesión del pecado es un elemento muy importante del arrepentimiento. . .
"Tan pronto como una persona sienta un remordimiento interno por sus pecados, debe dirigirse al Señor en 'profunda oración', tal como lo hizo Enós, y no cesar de suplicar hasta que, como Enós, reciba la confirmación de que el Señor le ha perdonado sus pecados. Es absurdo suponer que Dios absolverá los pecados serios después de unas cuantas súplicas. Es más probable que El espere hasta que el individuo demuestre un arrepentimiento continuo que se manifieste por su buena disposición de cumplir con todos Sus demás requisitos."
(Spencer W. Kimball, La fe precede al milagro, pág. 184.)
"Tan pronto como una persona sienta un remordimiento interno por sus pecados, debe dirigirse al Señor en 'profunda oración', tal como lo hizo Enós, y no cesar de suplicar hasta que, como Enós, reciba la confirmación de que el Señor le ha perdonado sus pecados. Es absurdo suponer que Dios absolverá los pecados serios después de unas cuantas súplicas. Es más probable que El espere hasta que el individuo demuestre un arrepentimiento continuo que se manifieste por su buena disposición de cumplir con todos Sus demás requisitos."
(Spencer W. Kimball, La fe precede al milagro, pág. 184.)
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