El evangelio de Jesucristo es un evangelio de esperanza. Por motivo de su esperanza, los miembros de la Iglesia en todas las épocas, aun cuando confesaron que eran "extranjeros y peregrinos sobre la tierra", y aunque "anhelaban una mejor [tierra]", viven llenos de alegría y de optimismo. "Entre toda la gente, nosotros como Santos de los Últimos Días tenemos que ser los más optimistas y los menos pesimistas. Porque aun cuando sabemos que 'se quitará la paz de la tierra, y el diablo tendrá poder sobre su propio dominio', tenemos también la seguridad de que '. . .el Señor tendrá poder sobre sus santos, y reinará entre ellos. . ."
(Ezra Taft Benson "No desesperéis", Liahona, febrero de 1975).
(Ezra Taft Benson "No desesperéis", Liahona, febrero de 1975).
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