El Salvador es nuestro ideal y se nos invita a que lo sigamos. "Cuando pienso en el largo ayuno que efectuó el Salvador y en las oraciones que elevó a Dios, sé que su espíritu se tornó humilde, su alma se santificó y recibió la fortaleza moral y el poder espiritual para resistir las tentaciones de Satanás. También lo preparó para seguir adelante y cumplir con la importante misión que Dios le había enviado a la tierra a cumplir en beneficio de la humanidad"
(Delbert L. Stapley Conference Report, octubre de 1951)
(Delbert L. Stapley Conference Report, octubre de 1951)
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